Hay muchas teorías al respecto. Hay quien piensa que sí y quien piensa que no.

En las antiguas civilizaciones se creía que la buena o la mala suerte era debida a los dioses. Si estos estaban enojados, infligían sus castigos en forma de temporales, de carestías, de pandemias… Sin embargo, cuando los tiempos eran favorables, se pensaba que estaban felices entre ellos o contentos con los humanos.

Siglos después aparecieron varias vías de pensamiento más racionales. A mí me marcó alguien en particular que vivió hace más de dos mil años, en la antigua Grecia,  y del que me acuerdo siempre con mucho cariño. Se trata de un tal Socrates que, entre otras muchas perlas, nos dejó esta:

La suerte es la combinación entre la preparación y la ocasión.

Me parece una frase demoledora.

Después, en el curso de los siglos, entraron en juego religiones, otras corrientes de pensamiento y muchas más teorías al respecto. Pero en el 2006 sale un libro que se propone quebrar muchas de esas teorías anteriormente sostenidas: El Secreto, escrito por Rhonda Byrne.

En el caso de que no lo hayas leído, te aconsejo encarecidamente leerlo. Resumiéndolo mucho, ella sostiene la teoría de la “Ley de la atracción” que respalda la posibilidad de que el “Universo” te envía lo que de verdad deseas fervientemente. Es una teoría interesante.

El pasado 22 de diciembre se celebró el sorteo de la lotería de Navidad. Muchas personas en nuestro país depositan su porvenir cada año en este suceso y en los favores de la diosa vendada. Buscan su número preferido, el número con el que han soñado o piden al cuñado que les compre el número de no sé dónde… todo para que ese décimo les cambie la vida. En todo esto, nuestro parecer es muy poco relevante. Sin embargo, lo que los números a nivel planetario nos dicen y las estadísticas nos enseñan, es que más del 80% de las personas que ganan la lotería están peor que antes de recibir su premio. De media, durante el año siguiente, se han “pulido” la cantidad ganada y encima han generado deudas.

Entonces este afán de buscar la suerte, ¿para qué si luego estamos peor?

¡Es un gran misterio!

Llegamos ya a fin de año y es un buen momento para hacer cuentas de lo que ha sucedido a lo largo de este 2020 en nuestras vidas, un resumen de lo que buenamente hemos podido hacer en este tiempo de pandemia.

Pero es igual de bueno para parar y planificar el próximo 2021. Puede que caigamos en la tentación de pensar: este año me ha pasado esto o aquello por mala suerte, ha habido una pandemia global o cualquier otra reflexión similar. Pero te invito a pensarlo al revés:

¿Qué es lo que habrías podido hacer o has hecho a pesar de la pandemia?

Nuestro cerebro es hipercreativo con las excusas y, a veces, si le escuchamos ¡estamos acabados! El año que viene encontrará otra excusa para justificar que no hayamos aprovechado algunas oportunidades o que no nos hayamos acercado a donde queríamos estar.

La suerte nos la creamos nosotros mismos o, como bien decía Sócrates, hay que estar preparados para poder aprovecharla cuando se nos acerca.

Te invito a hacer este ejercicio mental. Piensa en esta misma fecha pero del año que viene:

¿Qué te gustaría sentir?

¿Qué te gustaría haber hecho o que te hubiera sucedido en este 2021 que está acabando?

Me despido de ti con este mensaje que contiene la reflexión que yo me hago siempre estos días y que hoy quiero compartir contigo. Me despido de ti pero solo por este año.

Te deseo que, a lo largo de este 2021 en el que entramos, pienses en la suerte como un aliado al que mimar y atraer desde la preparación, desde el amor y desde la convicción de que todo será mejor en aquellos aspectos que nos propongamos.

¡Feliz 2021!