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Pues así fue.

Como bien sabes, el lunes tuvimos el apagón más grande de nuestra historia moderna.

De repente, ¡puf! Sin luz.

Todo dejó de funcionar, y mi pantalla se quedó negra como la noche.

Es verdad que escribo con un fondo negro, pero en ese caso, desaparecieron las letras y el led de encendido.

Al inicio pensé fue que era un corte de luz normal. Antes del 28 de abril de 2025, hubiéramos dicho: “un corte de luz de los de toda la vida”.

Entonces fui a subir los plomos y no daban señal de querer colaborar.

Salí a la terraza y los vecinos estaban igual; era cosa del barrio.

Incluso pensamos que era culpa de un supermercado que está muy cerca.

Luego, un vecino que se asomó con una expresión de “tengo un notición”, dijo que en varios pueblos alrededor tampoco la tenían.

Esa información hizo que mis cejas se enarcaran.

En ese momento los sucesos se sucedieron como si hubiera sido protagonista de una película.

Todo pasó rápidamente y mi cerebro pensó: esto no me puede estar pasando.

Eva cogió de un armario un transistor, una radio, vaya. Esta aún se encontraba en su caja, y se recarga con paneles solares y una manivela de emergencia.

La desempaquetamos y la encendimos.

¡Eureka! La única cosa que funcionaba de la casa.

Pero lo bueno vino a continuación.

Moví la ruedita para buscar una emisora. Conseguí sintonizar una emisora nacional y que en ese preciso momento comenzaba un informativo.

“Arrancamos la sección de las noticias con un comunicado especial, desde las 12:32 de esta mañana, toda España se ha quedado sin luz.”

Eva y yo nos miramos a la cara, boquiabiertos y asustados.

En nuestra mirada había estupor, incredulidad y una buena porción de miedo.

En nuestras pupilas, se podía leer una pregunta:

¿Qué estaba pasando?

El resto ya te lo puedes imaginar, porque seguramente lo has vivido tú también.

Nosotros no estábamos en un tren que se detuvo en medio de la nada.

Ni siquiera en un ascensor.

Ni en un hospital o enganchados a una máquina.

Nada de todo eso, estábamos en casa y a salvo, gracias a Dios.

Entonces nuestra vida entró en un sistema de “détox electrónico”.

Nos pusimos a leer en el sofá y de vez en cuando, escuchábamos la radio, mientras los supermercados se vaciaban asaltados por la psicosis colectiva alimentada por la ausencia de noticias oficiales.

Hemos vuelto a descubrir lo bien que huele un libro en papel.

Detenerse y sacar del desván un juego de mesa.

Cocinar a gas.

Escuchar la vieja e incombustible radio.

Salir al jardín y preguntar a los vecinos.

Leer a la luz de la vela.

El silencio.

Hablar.

Aprovechar estos momentos para volvernos a mirar a los ojos.

El frenesí de la vida moderna nos impide de tener momentos de calidad como los del lunes.

No sé si esto volverá a pasar, no soy ni experto ni un oráculo.

Pero lo que sí sé, que como el 11 septiembre, cuando cayeron las torres gemelas, nos acordaremos donde estábamos y no olvidaremos lo que nos pasó este lunes.

No el lunes anterior.

No el próximo lunes.

El lunes 28 de abril del 2025.

En fin, a toro pasado, puedo decir:

Viva la radio, vivan los libros en papel, viva mirarnos a los ojos y viva la vida lenta.

Mientras esperamos el próximo apagón, que la IA dice que llegará el 17 de agosto, yo seguiré escribiendo libros.

Así que te confieso:

Que el fin del mundo me pille escribiendo (y a ti leyendo, si quieres).

📆 CALENDARIO

Las siguientes novelas en preventa:

📌 29.05.25 Se publica Las Marcas del Pasado la última de Fosco Merrell.

📌 28.08.25 Se publica El Tostadero del Diablo, de Gildo Falcone.

Último Audiolibro en Audible:

🎧 Publicado Vivo porque mato, de Álex Cortés.

Riccardo

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